06.04.2016 / Actualidad
La txalaparta es un elemento propio de la cultura vasca, una tradición musical que ha perdurado en el tiempo y se mantiene hoy en día. Para aquellos que no lo conozcáis, la txalaparta es un instrumento musical vasco de percusión que necesita dos personas para hacerlo sonar. Cada uno de estos músicos (txalapartaris) golpea con dos palos verticalmente sobre un soporte compuesto por varias tablas de madera, manteniendo un ritmo muy característico que recuerda al trote de los caballos. Los txalapartaris pueden estar colocados uno junto al otro o bien en lados opuestos.
Un sonido, el de la txalaparta, que nos encanta y que además está muy relacionado con la cultura del txotx ya que sus orígenes tienen que ver con la elaboración de la sidra vasca. Cuando se terminaban los trabajos en los lagares - con la obtención del mosto de la manzana que luego fermentará y se convertirá en la sidra - era costumbre en los caseríos tocar una melodía con los mazos, los mismos que se habían utilizado en el majado o triturado de las manzanas. Era la forma de avisar a los vecinos del barrio de que pronto la nueva sidra estaría lista para ser degustada.
Esto ocurría especialmente en los alrededores de la cuenca del río Urumea: Lasarte, Usurbil, Hernani, Urnieta, Astigarraga, Andoain, etc.
Después, este peculiar instrumento improvisado fue extendiéndose y comenzó a utilizarse en todo tipo de celebraciones en los caseríos. Por ejemplo, en las bodas, bien el día previo o el mismo día del enlace. Podemos decir que allí donde se escuchaba tocar la txalaparta había una fiesta, ya que se empleaba para entretener a la gente y para hacer música festiva y juegos rítmicos con improvisación.
Junto a la txalaparta a veces se utilizaban otros elementos. En Lasarte, por ejemplo, se tocaba el cuerno antes de cada sesión de txalaparta. Y en otras zonas de Navarra, se acompañaba con una cantinela. A cada golpe le correspondía una sílaba.
Os dejamos a continuación un video en el que se entrevista a uno de los últimos txalapartaris de la cuenca del Urumea. Se trata de Ramón Goikoetxea, del caserío donostiarra Erbitegi Etxeberri, muy cercano a Astigarraga. Esperemos que disfrutéis de las imágenes, y especialmente del sonido de la txalaparta.
