En Petritegi queremos reivindicar la figura del sidrero como la persona que humaniza el proceso de elaboración de una sidra de calidad, aportando su toque personal a la bebida. A su experiencia y conocimiento del producto hay que sumar su apuesta por la innovación y modernización del oficio. Durante años el sidrero de Petritegi ha sido José Joaquín Otaño, representante de la 4ª generación de la familia Otaño-Goikoetxea y nacido en el caserío; aprendió el oficio junto a su padre y tomó las riendas de la sidrería en los años 70. Desde entonces ha sabido transmitir la pasión por el oficio sidrero a toda su familia. Conocedor de sus manzanos y de sus cubas (o kupelak), dedica gran parte de su tiempo a ellos.
En la bodega diariamente cata los mostos, con el fin de valorar sus matices y su evolución, labor de gran trascendencia, pues tras el análisis crítico y basándose en su experiencia y criterio personal, efectuará los trasiegos y las mezclas necesarias para equilibrar y dotar de su propia personalidad a sus sidras. Joaquín ha pasado el testigo a su hija Ainara Otaño, representante de la 5ª generación familiar. Ainara dirige un equipo joven pero con mucha experiencia, pues la mayoría de los miembros se han criado entre los manzanos y las kupelak de Petritegi. Su forma de entender el oficio se basa en el respeto a la tradición y el buen hacer heredado. A esto añade su propia experiencia en el sector: una vida dedicada a la sidra, una formación técnica y un aprendizaje constante; claves necesarias para modernizar, profesionalizar y mantener vivo el oficio sidrero.
Almacenar las botellas de sidra tumbadas en un lugar fresco y seco. Para disfrutar al máximo de sus cualidades se recomienda consumir la sidra dentro del plazo de consumo preferente. La temperatura de consumo de la sidra natural debe ser entre 10 y 13º C. La sidra es un producto no filtrado que con el tiempo tiende a reposar parte de sus propiedades en el fondo de la botella.
Se recomienda poner la botella boca abajo y agitarla para homogeneizar la sidra. Una vez abierta la botella se recomienda tomar la sidra en un espacio corto de tiempo y poner el corcho para conservar la frescura de la sidra. El vaso debe ser ancho y fino para degustar la sidra en su máxima expresión. A la hora de servir se aconseja levantar ligeramente la botella para que la sidra golpee en el cristal del vaso y seguidamente se procederá a su degustación.